domingo, 7 de noviembre de 2010

¿Cuál es el mejor anuncio deportivo de la historia?

Los deportistas siempre han sido un reclamo publicitario. Es de lógica. Son gente popular, con dinero, bien vistos por la sociedad con muy pocas excepciones. Los niños quieren ser como ellos, la gente quiere ganar el sueldo que ganan y además ni fuman ni beben ni se drogan (vuelvo a repetir, alguna excepción, pero pocas). Así que los anuncios con deportistas de élite siempre tienen éxito. Pero desde hace unos veinte años la publicidad entorno al deporte ha ido evolucionando al ritmo al que han ido evolucionando la televisión, los efectos especiales y el concepto que se tiene del deporte en sí mismo y de las estrellas en particular. Ya sabéis; endiosamiento, glamour, dinero, facilidades...

Lógicamente la gran mayoría de anuncios deportivos que vemos en la tele son sobre fútbol. Es el deporte Rey. Pero también se han hecho grandes anuncios sobre otros deportes. Mi propósito es el siguiente: Os invito a que me ayudéis a encontrar los tres mejores anuncios sobre deportes que hayáis visto. Yo iré poniendo un ejemplo cada pocos días o cada semana, para recordar anuncios que todos hemos visto y hemos disfrutado. Y para empezar, dejo tres perlas. Y calificaría la primera como el primer gran anuncio deportivo que me hizo flipar, literalmente, cuando era un niño. Y creo que no soy el único.



Gran anuncio éste de Nike en el Coliseo en el que jugamos contra el Diablo. Y para que no sea todo fútbol, os dejo otros dos. Uno en el que Roger Federer se enfrenta en su propia casa a un peculiar entrenador de tenis, y otro de baloncesto.





A ver si os gustan. Cuando tengamos varios, os pondré una lista para que votéis al mejor. No hace falta que os diga que si se os ocurre algún anuncio, me lo digáis. Cuantos más, mejor. ¡A votar!.

martes, 2 de noviembre de 2010

Salvemos la Copa


La semana que viene sabremos ya cuales serán los dieciséis equipos que pasarán la ronda de dieciseisavos de la Copa del Rey. Hasta finales del mes de octubre, en el que empiezan a intervenir los clubes de Primera, ni los medios ni la gente le suelen prestar mucha atención al torneo. Bueno, en realidad, decir que la gente le presta atención a la Copa es decir mucho, viendo cómo una de las competiciones más bonitas y emocionantes de nuestro país se ha ido devaluando con el paso de los años.

¿Los motivos? Si le preguntas a la gente, si escuchas a los entendidos, a la prensa, las respuestas suelen ser casi siempre las mismas, pero todas encaminadas hacia una sola: Falta de motivación por parte de los equipos grandes. ¿Por qué? Aquí hay más variedad de explicaciones: Poco premio (sobre todo en dinero) para el ganador, un trofeo que proporciona menos prestigio que las otras tres principales competiciones que se juegan en una temporada oficial (Liga, Liga de Campeones y Liga Europa) y un sistema de competición extremadamente largo, aburrido y costoso tanto en esfuerzo como en tiempo, sobre todo para equipos que andan metidos en otras competiciones además de la Liga.

Un ejemplo de esta progresiva devaluación de la Copa nos lo ofrece una estadística: En diez años, de 1998 a 2008, ni Real Madrid ni Barcelona, los dos gigantes futbolísticos de nuestro país, fueron campeones de Copa. Aunque el gafe del Madrid con esta competición es un tema digno de un post de proporciones bíblicas, nos puede servir de ejemplo general. Cada vez es más habitual ver que hasta cuartos de final como poco, los equipos de Primera reservan a sus mejores jugadores para otras competiciones. Y qué decir de la inclusión hasta las rondas finales (incluso semifinales o la final en algún caso) de equipos como el Alcorcón, el Alavés o el Recreativo, con todos los respetos para ellos.

Pues resulta que a pesar de este desinterés, a algunos nos gustaría volver a aquellos partidos vibrantes de Copa y esas finales que a final de temporada nos sabían a gloria. Por supuesto no al nivel de una final de Liga de Campeones, pero sí con la sensación de ver un encuentro a todo o nada, sin los cálculos matemáticos, el aguante y las estrategias de una competición de regularidad como es la Liga. Vamos, como si después de toda una temporada de eso, de regularidad, todo quedase decidido en noventa minutos. Eran días para quedar con los amigos y disfrutar de un partido de emoción asegurada con unas cervezas. Como una gran final, vamos...

El Mallorca fue campeón en 2003
¿Y cómo arreglamos la Copa? El sentir habitual de todos los que deseamos salvarla y de los futboleros en general casi siempre es el mismo: Todo a partido único hasta el final. Se acabó eso de eliminatorias de dieciseisavos a doble partido contra equipos de Segunda B y Tercera. De meses de partidos y partidos que sólo restan emoción, aburren al aficionado y desmotivan a los equipos. Y además, todas en campo del más débil. Así motivas al equipo pequeño, que sabe que un mal día del grande en su campo puede llevarle a la gloria sin posibilidad de que éste pueda recuperarse; Y al revés. El grande sabe que tiene que poner los cinco sentidos en la competición hasta el final. Pero con la mitad de partidos. La mitad de esfuerzo.

Ahora bien. Para que este sistema funcione hace falta una motivación mayor a la hora de querer conseguir el trofeo. Abrir el apetito de los grandes respecto a una competición que para un equipo puntero es poco atrayente. Y esto pasa por garantizar que el campeón de Copa se clasifique directamente para la Liga de Campeones. Seamos serios, ¿no tiene más valor ganar un título que quedar tercero o cuarto de una Liga? Con menos partidos pero más intensidad, un poquito más de dinero y un premio como la máxima competición Continental, la Copa del Rey volvería ser un objetivo prioritario de los grandes y de esos tres, cuatro o cinco equipos que siempre andan a su estela. Y revalorizaría el torneo.

Y para terminar, una propuesta aún más atrevida.

Nunca me ha parecido mal copiar cosas de otros, siempre y cuando éstas sean mejores que las que nosotros hacemos. Lo del sistema a partido único viene de Inglaterra, eso no es ningún misterio. Pero si de verdad nuestra Copa se hiciera a partido único, ganaríamos nada más y nada menos que cuatro semanas al calendario. Un mes entero sin partidos. Imaginaos por un instante que el sistema fuese a partido único sólo hasta cuartos de final y después se hiciera una especie de 'Final Four' entre los cuatro equipos semifinalistas. Con un mes libre de competición hay tiempo de sobra para organizarlo. ¿Podemos imaginar el interés mediático que esto despertaría? Sin olvidar que, si se hiera como en el baloncesto (y no me refiero a un todos contra todos, sino disputar los dos partidos de semifinales y la final en unas fechas determinadas y en una misma sede), la ciudad en donde se disputasen los encuentros sería un hervidero de aficionados procedentes de otras ciudades durante semanas enteras, con el consecuente ingreso de dinero y la promoción turística extra para la ciudad en cuestión. ¿No merece la pena pensarlo al menos?


Ahí van otras ideas: La extensión de este sistema hasta cuartos, la disputa de las semifinales a doble partido y la final en unas mismas fechas parando la Liga, o incluso la adopción total del sistema de competición inglés: Si se llega a un partido con empate, se juega un encuentro de desempate en el campo del equipo que fue visitante en el primer choque. Si persiste el empate, gana el que más goles haya marcado en los dos partidos; Y si aún se sigue empatando, hay penaltis. Incluso podemos meter una prórroga, a gusto del consumidor.

Son ideas para reconducir una competición preciosa que ahora es casi un lastre para muchos equipos, que se la quitan de en medio a las primeras de cambio. Pero todavía hoy, cuando sin querer hay partidos con goles, anarquía, emoción, prórrogas y penaltis, siempre hay algún amigo que te dice eso de "joder tío, si es que la Copa mola". Pues eso...salvemos la Copa.

domingo, 31 de octubre de 2010

Tres meses y veintiún días después



Por favor, tenéis que disculparme. Sé que el tema es poco original y repetitivo. Pero es que fue una alegría tan enorme que merece la pena acordarse todos los días de ello. Porque aún no nos hemos dado cuenta de lo que hemos hecho y lo que hemos conseguido. Porque levantarte todos los días sabiendo que has vivido un triunfo de tu selección, para un aficionado al fútbol y al deporte es algo más. Pero además, si ese triunfo es un Mundial...si ese triunfo es un Mundial para un país que había abandonado la idea de ver ganar a su selección. Más aún, para un país que ni siquiera podía imaginarse lo que eso suponía y que estaba acostumbrado a ver por la tele cómo otros levantaban esa copa que nos quedaba tan lejos, que sólo notábamos cerca de nosotros por los brasileños, los argentinos, los alemanes o los italianos que juegan en nuestra Liga y nos cuentan qué se siente. Que los niños conocían por poco más que las colecciones de cromos...creo que merece la pena volver a revivirlo.

Ahora podemos decir que estamos metidos de lleno en un pequeñísimo grupito de nombres que todo el mundo, incluso si no es aficionado al fútbol, conoce: Desde Pelé a Maradona; Desde Zidane a Klinsmann; Desde Taffarel, a Romario, Kempes, Charlton, Cruyff, Rossi, Müller, Ronaldo, Jairzinho, Pirlo y Del Piero...o Iniesta, Xavi, Villa, Casillas, Navas o Fábregas..

Ya estamos ahí. Ya formamos parte de eso. Y nunca, nunca jamás, nadie nos lo podrá quitar. Aunque vuelvan malos tiempos y los síndromes de cuartos, y los despelotes y los debates nacionales. Ya no es lo mismo.

He visto este vídeo decenas de veces desde ese día en el que cambió todo. Y no me canso. Hay muchos en la red, pero este es especialmente bonito. Un aplauso para su creador, a pesar de su nombre. Siempre está bien hacer un paréntesis y recordar cosas como esta.

viernes, 29 de octubre de 2010

De decisiones, de victorias, y de la Gloria

En el fútbol, como en la vida, hay que tomar decisiones, y nunca sabemos si esas decisiones serán existosas o no. ¿Acaso Messi, cuando gambetea en la banda en mitad de cancha, sabe que va a librarse de cuantos oponentes le salgan en su camino, que regateará al portero y marcará un golazo? ¿No sería más razonable que devolviera el balón a Xavi? Hablo, por si no lo saben, del gol que Messi marcó al Getafe y que muchos compararon con el golazo de Maradona.

Desde luego que no lo sabía, pero acertó. Podríamos entre todos poner un googol de ejemplos así, por lo que mejor dejar de ejemplificar.

Si hablamos de decisiones, de las que afectan a lo que acontece en un campo, predominan sobre todo aquellas que toman los entrenadores. Poner a tal o cual jugador, jugar a defender o atacar, adelantar tal posición o abrir las bandas, son claros exponentes. Estas decisiones dependen de muchos factores, como los jugadores que se tengan, las circunstancias del choque, del estilo que se crea ser poseedor etc. Y esas decisiones, cuando se toman, se hacen para ganar. Así de sencillo. Pero de ahí a vencer hay un largo camino y eso lo saben los entrenadores. Pero la decisión ya está tomada cuando empieza el partido (aunque se puedan corregir durante el encuentro).

La victoria se debe, en realidad, a un cúmulo de circunstancias, algunas controlables, otras no tanto y algunas totalmente impredecibles. Estas circunstancias pueden ser un gol en contra en los primeros minutos, errores arbitrales, los distintos jugadores y, por supuesto, la táctica empleada por el entrenador. Puede que tengas los mejores jugadores, que juegues mejor, con la afición a favor, pero si la pelotita (el Dios de todo esto) no te entra, y en un rechace mal despejado el equipo contrario se encuentra con un gol a favor, pierdes el partido. La suerte, ni más ni menos, es totalmente impredecible. Ahora bien, en un torneo liguero, de tantos partidos, la suerte se minimiza: "Lo que la suerte te da en un partido te lo quita en otro" dijo Javier Aguirre cuando entrenaba al Atlético de Madrid. Por eso las ligas las ganan los que suelen ser mejores. Pero en los torneos de eliminatorias (Champions, Copa del rey) la suerte es mucho más determinante: Un partido te puede matar, lo mismo que un minuto te puede salvar. Entonces, nadie, tras todo su trabajo y el esfuerzo de sus jugadores está seguro de que vaya a obtener la victoria. ¿Entonces qué?

Grecia, campeona de la Euro 2004
Lo que queda es sencillo, admitir esta realidad e intentar trabajar para ganar. Entonces tienes dos posibilidades a elegir: Hacer todo lo posible (y también lo imposible), o creer en tus posibilidades e intentar explotarlas. Es decir, intentar jugar bien o anular al contrario. Y cuando digo jugar bien me refiero a creer en tus recursos: El Barça en el dominio de la pelota y las triangulaciones rápidas, el Madrid de Mourinho en ese juego vertical huracanado, el Chelsea en su juego físico. Todos son válidos, hermosos según los gustos. O puedes renunciar a todo, anular al rival (poner a todos tus jugadores a defender, delanteros incluidos como laterales, o poner un marcaje a un jugador determinado para intentar anularlo) y confiar en que la suerte te sonría. Sí, así también se gana, que se lo digan a Grecia en aquella Eurocopa, o al Inter del año pasado contra el Barcelona.

Pero sólo cuando confías en tus posibilidades tus victorias cobran sentido, y las derrotas son menos dolorosas. Sólo cuando te mantienes fiel a tí mismo tus triunfos son, además, gloriosos. En cambio, si renuncias a aquello en lo que crees, optas por todo lo permitible y hasta por lo tramposo te conviertes en el malo de la película y tus derrotas son deseables, y tus victorias, huérfanas de gloria.

Por eso las victorias de Mourinho (al menos la que tuvo el Inter contra el Barcelona) no serán Gloriosas. Porque duele ver a Eto´o de lateral derecho cubriendo las subidas de Abidal, porque duelen las continuas interrupciones en el juego, porque duele que en la última batalla por alcanzar la final su equipo renuncie a atacar y no haga ni un solo disparo. Por eso, aunque la Holanda de Cruyff no ganase ningún Mundial, es, y será por ser siempre, un equipo Glorioso, aunque perdiese.

El tiempo siempre acaba por poner a cada uno en su sitio. A la Holanda de Cruyff nadie le discute, al Barcelona de Guardiola nadie le discute, a la España de Xavi nadie le discute. En cambio, la victoria de Grecia en la Eurocopa 2004, o aquel triunfo del Inter suscitan muchas críticas. Es lo que tiene la Gloria.

martes, 26 de octubre de 2010

Sobre jugar bien y ganar

Hay una cuestión que pulula en mi cabeza desde hace bastante tiempo y por la cual he tenido varios enfrentamientos dialécticos apasionantes con amigos y conocidos. Esta cuestión tiene mucho que ver con el momento que vive el fútbol actualmente. España es la referencia futbolística mundial en este momento por su estilo de juego y sus triunfos, así como en los últimos años lo ha sido el Barcelona a nivel de clubes. Ambos, el Barça y la selección, han logrado sus éxitos y el reconocimiento planetario en base a un juego de ataque que se fundamenta en el toque y la posesión del balón.

Desde siempre ha existido una tendencia en el mundo del fútbol que se manifiesta de forma más intensa en España. Dicha tendencia asocia en el lenguaje futbolístico los términos “jugar bien”, “practicar buen fútbol” e incluso “jugar al fútbol” con este estilo de juego que ahora impera en nuestro país. Ahora, claro está, lo escuchamos más a menudo. Pero, ¿sólo juegan bien los equipos que juegan así? ¿Qué es jugar bien al fútbol? O lo que es aún más importante, ¿qué es el fútbol?



Vamos a ponernos académicos por un instante. Según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, fútbol significa “juego entre dos equipos de once jugadores cada uno, cuya finalidad es hacer entrar un balón por una portería conforme a reglas determinadas, de las que la más característica es que no puede ser tocado con las manos ni con los brazos”. No se dice nada de que fútbol signifique jugar al toque. Si uno revisa las reglas generales del fútbol publicadas por la FIFA, no se le concede ninguna ventaja al equipo que más tiene el balón, ni éste gana por realizar más acciones con la pelota. Hay una apropiación del término que asocia jugar bien a jugar de una determinada manera. Y no es sólo lingüística, se trata de una creencia establecida que menosprecia, ataca y tiende a sancionar al que no juega así. Cuando vemos jugar a un equipo que se encierra atrás y busca el contraataque es normal escuchar expresiones como “este equipo no juega bien al fútbol”, “no propone nada de fútbol”, “es el antifútbol”.

Que quede claro que, en la euforia y la tensión de un partido de mi equipo, yo mismo me hago partícipe habitualmente de estos comentarios. Y prefiero y preferiré siempre el estilo de juego de España al de Italia, o al que desplegó el Inter en el Camp Nou el pasado año, por poner un ejemplo. Ojalá mi equipo jugase cada minuto de cada partido como la selección española. Pero me parece injusto que ahora se quiera vender la idea de que sólo vale jugar así. Fútbol lo es todo y no se juega bien o se juega mal, se juega de una manera o de otra. Porque ¿cuál es el objetivo del juego? Meter el balón dentro de la portería, tal y como dicen nuestros colegas de la RAE y el reglamento. Y en el fondo, eso no es otra cosa que ganar. En fútbol triunfa el que gana, no el que juega bien (que conste que utilizo el término como todo el mundo para no confundir). Porque se puede jugar bien y perder durante un tiempo, pero un equipo importante no sobrevive si no gana, sea como sea.

Hay quien me dijo una vez que Holanda llegó a dos finales de la Copa del Mundo y las perdió, y hoy en día se recuerda más a ese equipo que a sus rivales ganadores por el estilo que impuso y que enamoró al mundo, lo cual es cierto. Pero animo a todos a pensar en varias cuestiones. Si se les preguntase a todos los holandeses si preferirían haber ganado esas dos finales jugando peor de lo que jugaron, apostaría lo que sea a que muchos no, muchísimos, dirían que sí. También apuesto a que los alemanes y los argentinos, cuyos equipos vencieron esas finales, sí que se acuerdan de sus compatriotas. ¿Y qué les importa lo que piense el mundo a ellos? ¿Alguien cree que a los italianos, cuatro veces campeones del Mundo sólo por detrás de Brasil, les importa que se les tache como los inventores del fútbol más defensivo que se conoce? Es más, lejos de avergonzarse, se enorgullecen de ello. Volviendo al partido del Inter contra el Barcelona de la temporada pasada, llegué a leer y escuchar en algún medio no sólo que el equipo italiano no merecía haber llegado a la final, sino que los italianos deberían sentir vergüenza por el planteamiento que habían hecho, incluso que se debería sancionar a equipos así. ¿Podemos imaginar a un seguidor del Inter diciendo que prefiere no pasar esa eliminatoria a cambio de jugar mejor?

Todo depende de la historia, las posibilidades, el estilo y el momento que atraviese un equipo. Es posible que Italia no sepa ganar Mundiales si intenta jugar de otra manera, de igual modo que nosotros no hemos sido campeones del Mundo hasta que hemos encontrado nuestro estilo. Si eres aficionado a un equipo quieres verle ganar. Hay quien dice que prefiere no ganar si no es jugando bien al fútbol, pero eso es porque la gente suele ser de los equipos que ganan casi siempre. Si eres de un equipo humilde o de uno que lleva quince, veinte años o toda la vida sin ganar nada, no piensas así.



Personalmente, lo que a mí me hace feliz es poder ir a celebrar los éxitos con mis amigos a final de temporada. Salir a la calle y cantar con ellos porque hemos ganado, sea una Liga, una Copa de Europa o un Mundial. Puede que otros no busquen eso en el fútbol. Y quizá sea raro en esto, pero también me acuerdo de los títulos que se ganan no jugando al toque. Porque si le preguntas a un aficionado al Barça si no vibró y no lo pasó bien con aquel gol de Iniesta ante el Chelsea en el último minuto de la semifinal previa a la última Copa de Europa conseguida por los azulgrana, no podrá negarlo. Y qué decir de la final del Mundial, en la que España jugó muy bien pero no al nivel de otros partidos, como por ejemplo el de Alemania o algunos de la pasada Eurocopa. Pero aquel partido tuvo de todo: Polémicas, entradas feas, tensión, momentos de poco y de mucho juego, ocasiones. Emoción, en definitiva, que es lo que despierta la adrenalina del aficionado al fútbol. Y encima vamos y ganamos. ¿Hay alguien que hubiera preferido jugar ese partido como nunca y perderlo? Me parece que no.

Así que supongo que cada uno tendrá su visión del asunto, que de eso se trata. No pretendo convencer a nadie, porque la gracia del fútbol, precisamente, radica en que cada persona tiene una visión de lo que es y lo que significa. Y eso es lo que lo hace más grande. Y por eso es perjudicial que se trate de condicionar todo a un sólo estilo y eliminar o censurar los demás. Porque si todo el mundo jugase de la misma forma sería igual de aburrido que ver a ese Inter metido atrás, o esa Italia que todos criticamos. Un respeto y un reconocimiento para ellos.

En vuestras manos dejo el debate.

viernes, 22 de octubre de 2010

Noviembre y el optimismo del Madrid

Bueno, pues ya estamos casi en el mes de noviembre, un mes en el que en fútbol suelen pasar muchas cosas. Sin ir más lejos, hace algunos años, en la época de Van Gaal y Rivaldo se hablaba de que noviembre era "el mes negro" para el Barça.


También ha resultado ser el mes de la sentencia para algunos en el Madrid, como Bernd Schuster en su segunda temporada, poco antes de un Barça-Madrid en el que debutó Juande Ramos. Es posible que sea todo casualidad, o que también sea porque al llevar ya dos meses de competición prácticamente cumplidos, la gente empieza a sacar conclusiones sobre las posibilidades de cada uno.

Y en esas primeras conclusiones estamos. No hemos dejado de leer, ver y escuchar en todos los medios que esta era la semana de la primera prueba seria para el Madrid de Mourinho. Y desde luego que ha salido bien. Y no sólo eso, los madridistas están satisfechos. De momento.

Tendré más ocasiones de explayarme respecto a la decisión del Madrid de contratar a Mourinho, preferiría no entrar demasiado en eso ahora. Pero lo primero que uno percibe en este Madrid a diferencia de años anteriores, es una solidez mucho mayor. Creo que este "declarado estado de optimismo" que promueven los medios después de tres buenos partidos es engañoso. Queda mucho todavía y a cualquier equipo puede venirle un mes negro. Pero está claro que el portugués ha conseguido voltear algo que sus anteriores compañeros en el banquillo blanco nunca consiguieron: Hacer que la gente se lo crea, eliminar ese complejo de inferioridad ante el Barça y ante Europa. Mantener todo lo que al equipo nunca le ha faltado estos años. Compromiso, entrega, trabajo...y compaginarlo con su toque personal, su imagen de fortaleza, su gen ganador.

No creo que sea casualidad que, más que en años anteriores, todos los futbolistas estén a una y alaben la figura de su entrenador. Le culpan de la buena marcha del equipo, afirman estar contentos con él e incluso lo reconocen cuando éste les desacredita en público o dice abiertamente que no entrenan como a él le gusta. ¿Podríamos imaginar semejantes declaraciones con otros técnicos?

En un año sin grandes fichajes, con contrataciones de futbolistas de clase media, resulta que los demás están más alerta que nunca respecto al peligro emergente del Madrid, y no es por otro que por Mourinho. Y eso, guste o no guste a la gente como entrenador, ya es un punto a favor del equipo. Porque, si uno se para a pensarlo, ¿tiene más calidad este equipo que el de años anteriores? ¿Son mejores Özil y Di Maria que Robben y Sneijder? Que pueden serlo, pero, ¿es tanta la diferencia? ¿Tanta como para marcar un cambio de rumbo radical en el equipo? ¿Se estaría comportando el Madrid de igual manera con los jugadores que han salido que con los que han llegado, o estaría peor?


Partidos como el del Milan pueden marcar el rumbo de una temporada y la inercia de un equipo. En años anteriores, fueron partidos clave para sentenciar a Pellegrini, Juande, Schuster y hasta a Capello. Marcaban el límite de las capacidades del equipo. La gente se ilusionaba y después, cuando llegaban el Milan, el Arsenal, el Liverpool el Barcelona o el Bayern de Munich se volvía a casa cabizbaja. Y de momento, por ahora, eso ha cambiado.

Pero que no se me interprete mal. La gente quiere matar demasiado pronto al Barça, que vive ahora sumido en líos de ex presidentes, cuentas y tribunales. Y no hay que olvidar que sigue siendo el Barça de Messi. El Barça de Xavi, Iniesta, Guardiola...el Barça de Villa, que tarde o temprano despertará. Y no sé si hará casi cien puntos en la Liga o si llegará a semifinales de la Copa de Europa, pero sí estoy seguro de que peleará por todo hasta el final.

Lo único que digo es que un Madrid en supuesta construcción y con un equipo joven ha sido capaz de cambiar la inercia del club. Es más, ha afrontado su primer compromiso serio y lo ha superado con nota. Puede que frente a un mediocre Milan, sí. Pero el año pasado estos eran partidos que se perdían, dando la sensación de que al equipo le faltaba un puntito más para llegar lejos. Si en febrero se vuelve a caer en Europa y se ha hecho el ridículo en la Copa volverá esa inercia, pero por ahora, las sensaciones son distintas.

lunes, 18 de octubre de 2010

Nace La Zona Mixta

En primer lugar me gustaría dar las gracias de antemano a todos los que a partir de ahora entréis en este blog. No sólo porque quede bien, sino porque soy muy consciente de que, con la cantidad de información deportiva que uno puede encontrar hoy en día en la red, el hecho de que alguien emplee siquiera un par de minutos en entrar y ojear este espacio ya es un éxito para su creador. Soy uno más de los miles y miles de internautas a los que les gustaría hacerse un hueco en este universo infinito de información, imágenes y sonidos. Y uno más de tantos y tantos recién licenciados en periodismo que un día quiso dedicarse a la información deportiva y que ahora ve esa meta como poco menos que una utopía. Como muchos en estos casos, una solución a la hora de sacar a relucir esas inquietudes es la creación de estos espacios de información y debate, pero en este caso, con la vocación de que sirva como primer empuje para seguir creciendo. O, por lo menos, poder intentarlo de manera seria pero también divertida y desenfadada.


Espero que entre todos podamos darle a este blog un toque diferente al de los demás espacios de información deportiva, intentando no caer demasiado en el debate fácil y sobre todo, procurando ir un poco más allá, dándole una vuelta de tuerca a todo sobre lo que se escriba, sin tapujos, pero también sin practicar el detestable amarillismo que inunda hoy en día el periodismo deportivo.


A todos os invito a colaborar y participar con vuestras propuestas, iniciativas, ideas y comentarios, porque no hay que olvidarse de que, ante todo, esto va de pasárselo bien. Sin ataduras, sin horarios fijos y grandes responsabilidades, pero, quién sabe, quizá sea el primer paso de una historia mucho más larga que la de un simple blog.


A todos, bienvenidos.



Ángel Marbán.